Hace cosa de un par de meses me comunicaron que había quedado finalista en el XII Certamen de Relato Breve «Raimundo Alonso» organizado por Solidaridad Obrera y Traficantes de Sueños. Después de tanto tiempo escribiendo p’adentro me hizo una ilusión enorme ese tercer puesto.
Acaban de publicar los cinco relatos galardonados en el Contramarcha de este mes así que comparto el mío y el enlace a la descarga del periódico aquí por si alguien quiere leerse el resto que están genial.
LUCES
Hacía poco de la inauguración del Simulador Solar y aún no habíamos ido a verlo, así que aquella mañana la excitación llenaba la casa. Por mucho que les hubiese explicado a los peques lo que era la luz real y les hubiese llenado las paredes de dibujos de soles rechonchos y amarillos no terminaban de entenderlo. Ni siquiera Paula ni Cat y eso que sólo les saco seis años. Ellas nacieron meses antes de las Nubes por lo que sus vidas han transcurrido siempre en los túneles y en casas con ventanas tapiadas. En mi familia, la única que sabe lo que es la luz del sol soy yo y lo recuerdo con la vaguedad de la infancia, con la misma nostalgia del mar.
Cuando me levanté, Paula estaba dándoles el desayuno a Iago y a Vicky que no paraban de hablar: “¿Nos quedaremos ciegos?”. “Yo no me quiero quemar”. “En clase dicen que vamos a ver colores nuevos”. “¿Será redondo como en los dibujos que nos hace Pam?”. Me quedé mirándolos apoyada en la puerta. Justo en ese momento Cat salió de la ducha y me dio un beso. “Va a ser un gran día”, susurró.
Nos preparamos bien -capuchas, gafas, manoplas- y bajamos al portal. Nuestro edificio tiene acceso directo a los túneles así que nos ahorramos la carrera que supone salir a la calle. Los niños no paraban de cantar y Cat y Paula empezaron a bailar. Tuve que unirme. Recorrimos las viejas vías saltando y el trayecto se hizo cortísimo. De los trenes subterráneos no me acuerdo. Eso se terminó incluso antes de que naciese yo.
Según nos íbamos acercando a la zona empezamos a notar calor y cierto resplandor comenzaba a asomar entre las curvas.
-¿Sabéis por qué han instalado ahí el simulador?- preguntó Iago.
-Yo sí. – dijo Vicky – Nos lo explicaron en el cole. Hicieron unas excavaciones de esas para encontrar cosas viejas y apareció un cartel que ponía: “Sol”.
Sonreímos los cinco y echamos la última carrera cogidos de la mano.