Anoche me acosté con la soledad hecha bola en la garganta y me desperté con una canción atravesada. Remolonas siguen ambas rondándome todo el día (semanas, años)
Que ya tienes edad de no hacer caso ni a los runrunes ni a las ansias, pero se me atragantan los fastos y los fatos, los desahucios, las pérdidas, las ganas
Me traspasa andar con prisas, las despedidas, los emoticonos de caca, muchas lecturas, las tres últimas palabras, un mimo o cumplir los horarios
Se me atraganta la vuelta a casa de madrugada con las llaves en modo puño americano «por si las moscas»
Se me atoran cosas que pasan, los dos años de paro de una, los llantos al otro lado del teléfono, los «porquelascosasnodeberíanserasíperononosquedaotra» o los «nomepuedoquejar»
¡Quéjate! ¡Baila!
Anoche me acosté con la soledad hecha bola en las tripas y me desperté con la spathiphyllum en flor, encantada en su rincón sin sol, esplendorosa
Que este fin de semana toca mar, toca casa, tocan silencios, toca playa aunque diluvie, tocan olas que se lleven melancolías
Tocan olas que me dejen mis runrunes y mis ansias