El otro día me dijeron que tengo una «cara de Toraño» que no lo puedo negar. Así que ayer me puse a repasar fotos antiguas y apareció ésta:
Mi abuelo (paterno) Carlos es el bebetón que mi bisabuela Mercedes sujeta en brazos. El resto sus hermanos y hermanas.
De la misma época debe de ser esta foto de la bisa María con sus hijos. Creo que mi abuela (materna) Lupe aún no había nacido porque es la pequeña y se lleva sus casi veinte años con los mayores.
Está claro para los que nos conocen a ambas que físicamente me parezco a mi madre (gafas y pelo), pero si nos remontamos alguna generación atrás soy más de la rama paterna Toraño-Cepeda que de la materna la Caso-Blanco.
Esta señora fotografiada allá por el 1890 es Carmen Pérez Panizo, abuela de mi tatarabuela Ángeles. Andaluces de Carmona. La verdad es que no sé ni cómo se nombra a un antepasado tan lejano. ¿Retatarabuela? Ángeles y su hermana Carmen salen en una foto aquí así que ya me contaréis de dónde tira la genética y tal.
Da como cierto vértigo mirar estas fotos. Y cierta responsabilidad. Porque siempre digo que tengo que escribir algo sobre sus idas y venidas y nunca lo hago. Pero ayer, entre tanto rebusque y buceo histórico, me encontré con la tesis del marido de mamá Ángeles. José de Vera presentó en 1899 en la Facultad de Medicina de la Universidad Complutensa un trabajo sobre ginecología de la mujer Filipina (calculo que estarían recién recién regresados de las islas, de los últimos). La letra clara -perfectamente legible- y las estadísticas me atraparon toda la tarde.
Empecé a garabatear una libreta nueva. A ver qué sale.
Creo que ya lo habíamos comentáu. Pensaba que te parecías a tu madre, hasta que conocí y hablé con tu padre 🙂
Pa mi que eres Toraño jajaja. Pero claru! Todos somos una mezcla de los anteriores, no?
:*
Exactamente Chusina jejeje. MUAKS