Nada como permanecer lejos un tiempo para corroborar en el regreso que todo permanece en su sitio, inalterable, constante, fijo. Pero a la vez, nada como tomar distancia para que a la vuelta todo se vea distinto.
Paisaje y afectos. Los mismos pero diferentes.
Como yo.
Tenía pensado escribir algo de cómo estoy -emocional y anímicamente- pero mis bufones me llevan a la Albufera y de ahí a Calahorra y Formentera y se vienen a la mente en manada y a la carrera desahucios, huelgas, sanitarios, paro, maestras y maestros, robos, desfalcos, sinvergüenzas, el constante #yoquieroviviraquí, Grecia, Italia, Portugal, Islandia (siempre Islandia), lecturas recomendables, imágenes de violencias pasadas que no quiero que se repitan y mil nombres de personas que protestan y gritan, que no se están quietas y me mueven y remueven continuamente mis cimientos, que para eso están, para que los revuelvan en condiciones.
No soy sindicalista y aborrezco el modo en el que funcionan los sindicatos mayoritarios en este país. Pero la huelga del miércoles no es suya por mucho que se empeñen sus portavoces, los políticos y los medios de comunicación (propagandísticos, no informativos).
La huelga es mía. Es tuya. De todas las trabajadoras que van a parar. De todas las paradas que no se verán reflejadas en ninguna estadística. De todas las cuidadoras que tampoco aparecen en las listas. De los estudiantes, de padres y madres, pensionistas, orcos y hobbits si hace falta.
Es mía. Es tuya.
Porque hay planes y sueños.
Porque vamos a sacar las fuerzas del estar juntas.
Del ser juntas.
Fotografía: Bufones de Pría el 11-11-2012
Vídeo: «Esta tierra es nuestra» de Fundación Robo