Dragones para todas

Aunque lo parezca, este no va a ser un escrito friki sobre el subidón final de la última temporada de Juego de Tronos (que menuda manía de dejar toda la artillería para los dos últimos). Podría, pero no lo voy a hacer porque para eso ya hay gente que se dedica a ello y a mí hoy -con esa serie como excusa- me apetece hablar de otras cosas sin hacer muchos spoilers.

Podría escribir un perfil de los personajes femeninos y su (tremenda) evolución o ponerme a especular sobre lo despistados que deben haberse quedado algunos seguidores (masc. pl.) de la serie. Pero al final creo que voy a hablar de dragones.

Daenerys se viene arriba y no es para menos. La mother of dragons galopa los cielos montada en un inmenso bicho alado que escupe fuego y eso, qué queréis que os diga, tiene que empoderar de la leche.

Hace un par de meses fuimos al teatro a ver Hamlet y Ofelia se marcó un «¡Buenas noches Dinamarca!» digno de cualquier saludo de gran orquesta verbenera. El dragón de Ofelia se disfrazó de locura, pero la sensación de venirse arriba me recuerda a la de las heroínas de la serie-excusa de este post.

«¡Buenas noches Winterfell!» claman Samsa y Arya y «¡Buenas noches Islas del Hierro!» suelta Asha Greyjoy. Ni os cuento lo que gritan las womonas de Dorne, la yaya vengadora, Brienne de Tarth o Cersei aka la jefa. Lyanna Mormont va sobrada con su oso. Ellas galopan dragones de colores variopintos, con garras fieras, aliento abrasador y toda la fuerza posible.

Mi hermana Helena, Nel y sus amigas ofrecieron un maravillo «¡Buenas noches New York!» a lo llaniscu. A ella, a mi hermana, le ha costado un montón dar con su dragón pero ahora que lo tiene agarrado sé yo que no hay quién la apee de él. Mi otra hermana, Inés, no deja de buscar el suyo y ya tiene el título de Domadora Oficial de Bestias Mitológicas. Mi madre prefiere a Bonnie y a Mafa, pero no sabe que con cada foto y cada texto que nos manda para el Diario lo que hace es alimentar a sus dragones, porque tiene una manada entera.

Mi socia le ha puesto transportín de bebés al suyo para no perderse ni una y a la enana le saldrán escamas de esas transparentes que protegen por siempre y la harán ignífuga.

Yo llevo el cuerpo pintado de alas.

Tengo amigas que dejan curros explotadores y ponen sus rizos en movimiento para dar el siguiente paso sin mirar atrás, que dejan novios toxina, que salen y se acuestan al alba para dormir dos horas y levantarse después a sacar p’alante el negocio familiar.  Tengo amigas madres solteras que jamás estarán solas o que cuidan familiares enfermos y se descuidan todas con la mejor de las sonrisas. Algunas dan caza a los malos, otras son grandes profesionales que están trabajando de lo que sea o viviendo en el límite de los mapas porque hay que tirar y hasta las hay que se han construido una casa con sus propias manos…

Tengo amigas dragón.

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