El Mercado del Puerto

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Reloj no marques las horas…
Así, detenido parece el tiempo en el Mercado del Puerto aunque los puestos de pescado brillen por su ausencia.
Tal vez sea uno de los edificios antiguos mejor conservados de la ciudad y su atmósfera te transporta a historias más arrabaleras y portuarias.
Suenan guitarras y compases, huele a carne a la parrila y el calor de las brasas crea un micro-clima que sólo se soporta gracias al «medio y medio» que refresca las gargantas y anima el alma.
Salud y un beso

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