Poco se habla de la inutilidad de la luna
o del tiempo invertido observándola,
admirando sus cambios
y sombras.
Apenas nada se dice de lo inservible
de las palabras destinadas a definir el amor,
a cantarle,
a buscarle a las emociones un corsé explicatorio
de suspiros y sílabas.
¿Habrá mayor pérdida de tiempo
que sentarse a contemplar el mar?
¡Nadie nos explica la irrelevancia de la poesía!
Por eso me reivindico
inútil
y luna llena.