Me he puesto a echar cuentas y en los últimos cinco años he vivido en siete lugares diferentes, en ocho casas con sus ocho habitaciones correspondientes:
- 2007: Salamanca + Valladolid
- 2008: Montevideo (Uruguay) —> Dos apartamentos distintos
- 2009: Madrid + Oviedo + Poo de Llanes
- 2010: Poo de Llanes
- 2011: Poo de Llanes
- 2012: Barcelona
Todo esto sin contar las excursiones, viajes y demás escapadas a lugares que se han convertido en imprescindibles para entender cómo soy: Roma, Buenos Aires, Usuhaia, Península Valdés, los dos Cabos (el Polonio en la foto y el Peñas en la tierrina), Gijón, Santander, Toro, Málaga, Sevilla…
Me declaro yonqui de los momentos de cambio, de los puntos suspensivos y del recomenzar continuo.
Tras cuatro meses en Barna toca asentarse en un nuevo emplazamiento (serán entonces siete lugares pero con nueve casas y nueve habitaciones diferentes) y las perspectivas de mudanza siempre me generan dualidad de ánimo.
Alguien me dijo hace muchos años que «el dolor no está en el futuro sino en los cambios, pero es imposible esquivarlos si se pretende avanzar».
Así que a ello vamos. A seguir p’alante.
Por suerte la compañía (tanto de los que están aquí como lejos) es inmejorable y así las cosas sólo pueden salir bien 🙂