Es ridículo pensar que no puedo pasear por donde me de la gana… Pero está pasando.
Es ridículo imaginar una plaza vacía de gente y llena de policía… Pero sucede.
Es ridículo que los que dan las órdenes se camuflen… Pero lo hacen.
Es ridículo que se quiera silenciar a los medios de comunicación… Pero los callan. Aunque en este punto también hay mucho de autocensura, de intereses empresariales y económico-políticos camuflados debajo de las páginas y los minutos informativos.
Es ridículo que nuestos gobernantes se piensen que no nos vamos a dar cuenta de que lo que están haciendo es coartar libertades y derechos fundamenteles, de esos que vienen en la Declaración Universal de los Derechos Humanos y que -teóricamente- rigen nuestro ordenamiento y nuestra -teóricamente- democrática Constitución.
Ridículo es lo que han hecho y están haciendo estos días en Madrid.
Porque vaciar una plaza no solucionará SUS problemas.
Porque llenarlas todas de nuevo es un paso más para solucionar los NUESTROS.
¡SEGUIMOS!
Próxima parada: La Casa Invisible