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Los bordes del espejo

Nada -nunca- es tan tremendo.

Creo que esa frase se va a quedar como mantra de mi vida. Si me gustasen los tatuajes de letras me la pondría bien visible en la pechera. Por suerte no lo haré. Tranquis.  Tengo cierta tendencia al drama emocional interno desde que recuerdo. La cabeza se me pasa de frenada constantemente, especulo e imagino más allá de lo sano y me cuesta disfrutar del hoyaquíahora por los futuribles imprecisos. Así que desde hace tiempo vivo en un constante proceso de filtraje y recolocación de pensamientos y sentimientos. Poner los pies en el suelo ayuda con la salud mental. Pero cuesta.

Así que mis runrunes y agonías -nunca- son tan tremendos. Son míos. Efectos de esto de vivir evitando las escalas de grises. Punto. Lo tremendo está fuera de esta burbuja rutinaria a la que le viene bien que la pinchen de vez en cuando.

Nieva y llueve y hace frío. Rarezas que tiene el invierno. ¡Quién lo iba a decir! Mañana me toca currar todo el día y esta noche voy a un concierto así que tendré que recogerme pronto. ¿Desalojos sin orden judicial? Hoy mismo. En directo. Voy a poner a cocer la pasta que ya es hora de comer. En Grecia cierran los CIEs, aquí esto. Whatsapp con ristra de emoticonos nuevos. A Santi se le termina el paro y se vuelve al pueblo. Hoy ha salido el solín y las flores empiezan a asomar en los tiestos. Setenta mujeres mueren asesinadas por sus parejas cada año. Me cabreo porque no me contestas, porque no quieres quedar, porque ya no nos vemos. Qué cansancio lo de relativizar la soledad constantemente. Me disfrazo en carnaval. Familiares de entierro. Pero tengo amigos que saben doblar los mapas y ni Barna ni Mendoza están tan lejos. Ha vuelto a salir la beca a la que me presento todos los años. ¿Vuelvo a intentarlo? ¡Claro! ¿Unas sidras esta noche? Hay nuevo texto de Silvia que leo tarde. ¿Tarde para quién? Hace tiempo que sé que tengo los pasos desacompasados del ritmo imperante pero sobre la inexistencia virtual ya escribí hace unos meses. Sólo pienso en volver a irme y a la vez en que cómo puede ser que no aguante dos años en el mismo sitio. Nos reforman el código penal. Elecciones en mayo. Primavera.

Lo dicho… Nada (de lo que me pasa por el momento) -nunca- es tan tremendo. Lo tremendo asoma por los bordes del espejo.

Ventoleras

boton

Entra un ciclón por la ventana
a la hora de cada telediario
y nos arrasa un vendaval
por cada periódico
abierto
de mentiras
sin noticias

Suenan truenos por cada mujer
muerta
que parecen enfermas
de maridos, parejas
y silencios
en vez de
asesinadas

Retumban las centellas
debajo de los puentes
repoblados
y en las alacenas
vacías
que reflejan
todo lo que no quieren que vea

Yo llevo dos tormentas dentro
que me asoman por la nuca
y que asolan
cada rampa
que pasas sin
subirme
las enaguas

Manos arriba. ¡Esto es un atraco!

Cuando escribí esto en septiembre no imaginaba que iba a llegar a implicarme en el proyecto de la Fundación Robo de la manera en la que me he implicado. Con los meses, sus canciones se han convertido en mi banda sonora y muchos de los implicados se encuentran ya en la lista de compinches habituales.

Ahora quieren -queremos- lanzar un disco y un DVD recopilatorio de todo el trabajo del último año y creo que se merecen el aporte de unos pocos euros a través de Goteo para que salga adelante.

¿Quién se apunta?

No es una petición educada. Es un atraco en toda regla.

Imaginadme con boina al más puro estilo Bonnie and Clyde : )

¡Que no pare la música!

¿Cuántas ciudades caben en tu ciudad?

El punteo torpe de la primera guitarra, los ojos negros y las bocas sin dientes infantiles, fuego en los semáforos, fuego en las bocinas de los coches, muros, hormigón y metal, muros con mirillas hacia el otro lado.

Vallas que separan. Notas que unen.

¿Cuántas ciudades caben en tu ciudad?

Andrés Belmonte y Ángel Luis Lara «Ruso» estuvieron juntos en los grupos Hechos Contra el Decoro y La Kermés. Ruso reside actualmente en Nueva York. Allí ha grabado junto a Belmonte y otros músicos «Ciudad frontera», la canción con la que pasan a formar parte de Fundación Robo y de la que dicen lo siguiente:

«Hay fronteras visibles e invisibles. Hay quienes se juegan la vida saltando las primeras para desobedecer un destino escrito por otros. Las otras fronteras, las invisibles, son las que nos saltan a nosotros: esas se llevan debajo de la piel. La raya que separa a los que tienen de los que no tienen. La línea que traza la distancia de los que pueden de los que no pueden. Sujetos de la enunciación y objetos del enunciado. Quien decide y quien es decidido. El poder es siempre un ejercicio de separación. Sin embargo, a la ciudad frontera le ha nacido una ciudad conjunción. Un estar juntos, un hacer juntos, un nos-otros. A eso le hemos llamado 15M. No es una negación, es mucho más, es todo lo demás: es un más allá de la ciudad frontera».

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