No voy a hablar de Cecilia (hoy al menos) pero el título de su canción me parecía muy apropiado para presentar aquí a Violeta Parra. Chile es una de mis cuentas pendientes y la culpa la tienen mi amiga Lulita y Víctor Jara. Pero es que Víctor no hubiese sido quién fue sin la existencia de esta mujer y todo el trabajo que realizó para recopilar, conservar, dignificar y difundir el folklore de su tierra.
Violeta fue muchas mujeres a la vez: artista, agitadora cultural, empresaria, madre, etnógrafa, amante, campesina. Tan luchadora, fuerte y reivindicativa como frágil. Y es ese aspecto de bloque de piedra dura de sus desiertos a punto de resquebrajarse el que atrapa, el que la acerca a cualquiera que escuche atentamente sus letras.
No soy objetiva cuando se trata de hablar del Sur del Sur y me apasiona el folklore en todas sus vertientes, así que ella no podía dejar de ser una de las primeras en aparecer en esta especie de recopilación-constelación de mujeres que me acompañan sin importar tiempos ni distancias.
Y no voy a poner «Gracias a la vida» (que es de Violeta, aunque seguro que la tenéis en la cabeza con la voz de Mercedes Sosa) porque a pesar de que puede que sea su canción más conocida, me resulta terriblemente triste. Esa monotonía de la música, la parsimonia y la letra son incapaces de esconder la enorme soledad. Para mí esa canción es un último lamento camuflado, un último grito sin aliento. Siempre me ha sonado a testamento.
Por eso prefiero esta otra y maldecir por fin lo blanco, los estatutos del tiempo y la primavera. Apretar los puños, fruncir el ceño y rasgar cualquier tela que nos cubra a base de rabia suelta.
Podéis descargar la película «Violeta se fue a los cielos» desde aquí
Más mujeres: Natalia Ginzburg
Me ha encantado tu presentación de Violeta Parra. Un abrazo, Carmen Romeo Pemán